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El jurado decide si condena con la pena de muerte al terrorista

Por Luciana Trincheri, enviada especial.

La fase de pena comenzó el pasado 13 de febrero y hace horas se escucharon los argumentos de cierre de las partes con el repaso de las pruebas aportadas. Una persona se descompuso después que la fiscalía compartiera una foto de las víctimas fallecidas tras el atentado y de la recuperación de uno de los heridos.

Un juicio que duró demasiado y se hizo esperar aún más. Cinco años aguardaron pacientemente las familias de las víctimas a que llegara este momento para que se decida qué pena le corresponde a Seyfullo Seipov, por alquilar un camión y atropellar a 20 personas, asesinando a 8, entre ellas 5 rosarinos, una turista belga y dos ciudadanos norteamericanos.

Se espera para hoy que el juez Vernon Broderick brinde las instrucciones al jurado para que comience a deliberar. Días sin actividad en la corte, postergaciones y dilaciones podrían haber jugado a favor de la defensa, separando el testimonio emotivo de las familias de las víctimas del veredicto. De haber sido esta una estrategia, se vio seriamente afectada en la última jornada cuando una persona del público sufrió una descompensación por las imágenes que compartió la fiscalía de las personas fallecidas, en la ciclovía y en la morgue. Incluso hubo un nuevo pedido de nulidad por parte de la defensa a cargo de David Patton, que sigue tratando de objetar absolutamente todo lo que pueda llegar a influenciar al jurado de alguna forma negativa para el terrorista.

Mientras tanto, el juez se encarga de repetir minuciosamente en cada audiencia las directivas para que los miembros del jurado no comenten con nadie el juicio, no miren las noticias, ni internet, para poder ser objetivos a la hora de decidir.  ¿Pero quién puede permanecer sin reacción ante el dolor humano y los relatos emotivos de las víctimas de Seipov? Sobrevivientes, familiares de los asesinados y amigos, fueron contando con dolor cómo cambió sus vidas a partir de aquel fatídico 31 de octubre de 2017.

Tras la conclusión de la presentación de los testigos de la fiscalía que se dieron sin interrupciones con las personas que vinieron desde Rosario, Bélgica y la propia ciudad de Nueva York para contar su historia al jurado y frente al terrorista, los testimonios de la defensa llevaron un tiempo mucho más considerable que los anteriores. Se le dedicó, por ejemplo, una jornada entera a escuchar a un representante del penal de Florence, en Colorado, donde quedaría alojado Saipov a la espera de su ejecución o toda vida con la cadena perpetua; luego dos días para cuatro familiares de Seipov que fueron traídos desde Uzbekistán con un permiso especial; un día lunes sin audiencia, martes de testimonios, para el miércoles levantar la sesión de la Corte hasta el viernes donde se escucharon los “closing arguments”.

Todo ello, quizá convenientemente separado de los testimonios más emotivos de los testigos de la acusación, y  que, incluso, habían generado alguna preocupación de la defensa por la emotividad expresada por el jurado al escuchar lo que decían las víctimas o sus familiares.

También un hombre del público necesitó asistencia médica mientras su hija lloraba tras ver las imágenes de las víctimas en un momento de felicidad y plenitud de sus vidas contrastadas con el dolor de la muerte en la ciclovía de West Street, donde quedaron tirados tras ser impactados por su verdugo.

“Ustedes tendrán que elegir qué castigo se ajusta al crimen"

La fiscal Amanda Houle le habló al jurado que escuchó atentamente. En representación del gobierno de los Estados Unidos pidió la pena de muerte para el uzbeko que alquiló un camión y mató a 8 personas en nombre de ISIS. Cinco de ellos eran rosarinos que viajaron para festejar los 30 años de egresados del Politécnico.

“Ustedes tendrán que elegir qué castigo se ajusta al crimen” dijo la fiscal Amanda Houle quien, además, explicó que (el terrorista) “todavía celebra y defiende estas opciones sin remordimientos, tras robarse la vida de ocho personas” que no tuvieron ninguna opción.

Houle lo llamó “un terrorista orgulloso” al uzbeko, destacando que le dijo al FBI que “él tenía la idea del atentado un año antes de cometerlo”.

Luego, expusieron las fotos que mostraban los cuerpos de las víctimas después del ataque, tirados en la ciclovía, o en la morgue del hospital. Repasaron los dolorosísimos testimonios de sus familias y sobrevivientes; una madre que se vio obligada a ver morir a su hija, dos hijas pequeñas que besan las cenizas de su padre por la noche antes de irse a dormir; un niño que no habló durante casi un año después de que su papá fuera asesinado, así como los diarios que llevaba Nicholas Cleve donde “agradecía el estar vivo” .

En resumen, los fiscales dijeron que Seipov sigue siendo un peligro después de las amenazas que hizo a los guardias aún tras las rejas, donde incluso rompió una ventana de su celda tras darle un puñetazo. “Sigue comprometido con el largo juego de servir a Isis”, “el desprecio por la vida humana vive en él”, “merece el castigo más duro para aquellos que cometen los crímenes más atroces”, sentenció el gobierno.

"Con la cadena perpetua morirá en prisión en la oscuridad" 

Es lo que planteó la defensa a cargo de David Patton para pedir al jurado que no vote la condena a muerte. “No es necesario matar a Seipov” indicaron y dijeron que “responder a la muerte con más muerte no es la respuesta”.

La defensa dijo que “causó un daño extraordinario” y mostró imágenes de la prisión de máxima seguridad a donde será enviado para esperar su ejecución o para la condena a cadena perpetua, “donde estará aislado, rodeado sólo de hormigón y acero”, y que “si es sentenciado a cadena perpetua sin libertad, morirá en prisión en la oscuridad, no como un martír no como un héroe para nadie”.

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