Grabado en la piel y en la escuela: Un dibujo para hablarle a la justicia de una historia de amistad infinita

Se trata del diseño realizado por Ariel Benvenuto a raíz del atentado en el que murieron cinco de los diez amigos que viajaron juntos a Nueva York. La fiscalía mostró una foto del tatuaje que su autor se hizo al mes y que fue plasmado en un mural del Politécnico donde se conocieron. Ayer fueron dos los sobrevivientes rosarinos que declararon ante la Corte. 

La segunda jornada de la etapa para definir la condena de pena de muerte a cadena perpetua al responsable del atentado del 31 de octubre de 2017 en Nueva York, estuvo marcada por los testimonios de sobrevivientes y las huellas que dejó el hecho, en su cuerpo y en su vida.  

Ariel Benvenuto y Juan Pablo Trevisan Entre ellos, formaban parte del grupo de amigos del Politécnico que iban a festejar los 30 años de egresados. 

El primero, sobreviviente del ataque, retomó su declaración y continuó respondiendo las preguntas de la fiscalía sobre la forma en que lo ocurrido había afectado su vida. “Nadie está preparado para que de una manera tan drástica y brutal desaparezcan tu hermano de la vida y tus cinco amigos”. Vale recordar que, tras la condena, un jurado de 12 miembros deberá decidir por la pena que deberá afrontar en base a la evaluación del daño realizado a víctimas y familiares. 

La fiscalía mostró una foto que a muchos puede haber llamado la atención: con una imagen de un tatuaje que se hizo Benvenuto al mes del hecho, diseñado por él. “Siempre vamos a ser diez más allá de todo lo que pasó. Con este dibujo quise representar los más de 35 años de amistad que llevamos. El perfil de la ciudad de Nueva York. Rosario, con su monumento a la Bandera que la identifica, el Politécnico en rojo donde nos conocimos y del que se desprenden 10 cuadrados junto al símbolo del infinito que es una bicicleta y que representa nuestra amistad. Del lado derecho del dibujo está la Estatua de la Libertad, cinco palomas que vuelan en un vuelo eterno y cinco que quedan al ras del suelo sabiendo que en algún momento volverán a estar juntas”, explicó Benvenuto a un jurado que miraba muy concentrado las pantallas ubicadas bien frente a sus sillas mientras escuchaban la explicación.  

“Me pareció una buena idea dejar una marca en la piel de algo que pasó y dejó huellas para siempre en nosotros” dijo y agregó “que el mismo dibujo fue replicado en el Politécnico de Rosario” donde se conocieron.  

La encargada de coordinar la obra fue Natalia Ferrucci, hermana de Hernán, uno de los rosarinos asesinados. Fue un trabajo colectivo de muchas manos de allegados, que intentaron transformar el dolor en arte a partir del dibujo plasmado luego en una de las ochavas del instituto educativo. 

“Estábamos felices y jamás pensamos que algo así nos podía suceder”. 

Juan Pablo Trevisan es la segunda vez que declara en la Corte y asimismo no puede evitar conmoverse al hablar de las huellas de lo que dejó  el horror que vivieron en 2017 tras ser atropellados por un camión alquilado manejado por el uzbeko Seyfullo Saipov para salir a asesinar gente rindiendo honores a ISIS.  

“Algunos de nosotros ni siquiera habíamos salido de Argentina o habíamos volado en avión alguna vez” contó detallando que “(Ariel) Erlij se hizo cargo de los pasajes de los que no podíamos costearlo y así empezó lo que era un viaje soñado. Era la primera que nos íbamos los diez a disfrutar una semana con amigos a un lugar tan importante como Nueva York. Siempre habíamos hecho viajes cortos por Argentina. Estábamos disfrutando al máximo y jamás pensamos que algo así nos podía suceder”. 

“Uno a veces siente que está en caída libre: miedo, ansiedad, pánico, dolor, vacío. Uno quiere que los días pasen más rápido para cicatrizar la herida y los días duran lo mismo, no pasan las horas durante el día y de noche no se duerme. Uno queda con miedo a todo”, dijo Trevisan sobre el impacto del atentado en su vida, de las heridas físicas y emocionales, que no se borran.