Atentado en Nueva York: Viajaron desde Rosario y marcaron con su testimonio la primer audiencia del juicio

La Sala 24B de la Corte del Distrito Sur de Nueva York impresiona tanto como el caso que se debate en su interior. Por los ventanales se ven los principales edificios de la ciudad a modo de postal, y magnifica aún más el lugar. Una justicia imponente tanto en su arquitectura como en sus formas y que deberá ahora decidir sobre la condena para Sayfullo Saipov, un uzbeko de 35 años, condenado por ser el responsable de la muerte de 5 rosarinos en un atentado en 2017, en el que además fallecieron dos norteamericanos y una turista belga, inspirado en Isis.

Un inicio de juicio que fue cruzado por una noticia estremecedora por las coincidencias que plantea: un hombre con un camión alquilado atropella 8 personas en Brooklyn, el día que se empieza a definir la pena del hombre que hizo lo mismo en Manhattan y si bien la comisionado Keechant Sewell dijo a la prensa que no había indicios de un atentado planificado, generó hasta un planteo de la defensa a cargo de David Patton para pedir suspender el juicio por la influencia que podría tener ello en el jurado: 12 ciudadanos norteamericanos que deberán decidir por unanimidad si aplican la pena de muerte para Saipov o lo encierran de por vida.

La fiscalía ratificó el pedido de pena de muerte para Seyfullo Saipov, tal como se esperaba alegando que “se solicita para que el jurado decida esto, no porque sea más fácil, que de hecho no lo es, sino porque corresponde”, para un condenado que “sigue siendo peligroso aún detenido, donde lejos está de ser un preso ejemplar y hasta amenazó con degollar a los guardias de la prisión. Se siente orgulloso de lo que hizo y se ve como un soldado famoso del califato”.

Amanda Leigh, en representación de la acusación miró fijo a los jurados y les dijo que en esta etapa “se conocerían pruebas nuevas basadas en testimonios muy fuertes de padres que no van a ver crecer a sus hijos, que tienen su ropa como el día que se fueron, esperando, aunque sabiendo que no van a volver;  parejas, hijos que no hablaron por un año tras lo ocurrido o que no recordarán nunca la cara de su madre porque tenía tres meses cuando la asesinaron, familiares que hablarán de cómo eran las víctimas, sobrevivientes, con lesiones físicas y mentales”.

“Negrita, se nos fue"

El primero de esos testimonio fue el de Ana Evans, viuda de Hernán Mendoza con quien formó la familia que siempre soñó. Una declaración sin golpes bajos pero con una crudeza que logró crear un clima de silencio profundo en señal de respeto de todos los presentes.

La fiscalía dijo que iba a empezar a mostrar como los actos de Saipov dañaron la vida de sus víctimas, de los sobrevivientes y de sus familias, y con Evans la tristeza se hizo presente en una sucesión de fotos, relatos, el último audio de whatsapp que envió su marido antes de morir hasta el llamado del mejor amigo de su esposo, Ariel Benvenutto diciéndole: “Negrita, se nos fue”, que marcó el primer punto de inflexión en un relato sereno hasta ese momento, donde se apoderó el dolor.

Evans relató su desesperación al escuchar las noticias, el dolor de decirle a sus hijos de 11, 9 y 3 años, y lo que sucedió después. “Ha cambiado absolutamente todo en mi vida, como si lo que pasó separara mi alma, de mi espíritu y mi corazón. Mucho tiempo estuve sin saber qué hacer, como perdida. Mis hijos crecen y preguntan muchas cosas sin respuesta”, dijo. La viuda de Hernán Mendoza detalló cómo su hija menor le plantea constantemente lo injusto de lo que pasó: “¿Papá no vio el camión? ¿Y el camión no vio a papá?, y sentenció: “ella no tiene más a su papá por culpa de este señor”.

El relato del horror

Ariel Benvenutto era de los últimos en los grupos de a dos que formaron para andar en bicicleta por la zona sur de Manhattan, un paseo muy común y elegido por turistas y locales. Ese grupo de amigos del Politécnico de Rosario estaba pasando por su mejor momento como grupo y se notaba en el ambiente. Nadie nunca imaginó lo que sucedería. Una escena que comenzó a relatar este sobreviviente rosarino hacia el final de la jornada y que continuará hoy con su descripción. El camión alquilado que atropelló a sus amigos le pasó a treinta centímetros y cuando pudo parar, vio a sus compañeros heridos, tirados tras ser embestidos por Saipov.